Domuyo
Impropiamente llamado volcán, con sus 4.702 m., es la mayor altura de la Patagonia, que posee los únicos campos de hielo de la Argentina, -glaciares-, fuera del macizo cordillerano de los Andes. Es el cerro tutelar del Norte Neuquino, génesis de innumerables cuentos y leyendas, tratado siempre con respeto y veneración por los pobladores rurales: «el Padre Domuyo».
La primera relación de un ascenso a su cumbre, fue la expedición del Padre Lino Carvajal y cuatro acompañantes, culminada el 6 de noviembre de 1903. El coronel Olascoaga aseveraba haber coronado su cima, en 1882, pero sus datos no coinciden con la realidad. Recién en la década del 60 y el 80 hicieron cumbre expediciones militares y andinistas de la ciudad de Neuquén.
Desde 1995, las expediciones a la cumbre han sido más frecuentes. Aunque el terreno en sí no presenta muchas dificultades para su ascensión, siguiendo la ruta del Manchana Covunco y La Bramona, con bases bien identificadas y seguras, sus repentinas tormentas de viento y nieve en medio de un día tranquilo, ha llevado a formar la leyenda de que el Domuyo «se enoja» cuando presiente la cercanía de intrusos que no le han pedido permiso para subir.
El Padre Carvajal fue el primero en recoger y dar a conocer algunas de las leyendas del Domuyo que más se conocen: la princesa del peine de oro; el caballo blanco y el toro renegrido; la lagunita con totoras de oro; la laguna congelada, espejo de la ciudad escondida y principalmente la leyenda del tronco de oro puro que existe en la cercanía de su cumbre.