Laura Ana Merello, más conocida por su nombre artístico, Tita Merello, nació en un conventillo de San Telmo, en Buenos Aires, el 11 de octubre de 1904. La prematura muerte de su padre, cuando Tita no superaba los cuatro meses de vida, signarían su infancia y su vida para siempre. “No recuerdo si tuve una infancia precoz. Lo que sé es que fue muy breve. La infancia del pobre siempre es más corta que la del rico”, dijo alguna vez. Al no poder mantenerla, su madre la envió a un asilo para niños. Más tarde debió trabajar en el campo, donde realizó todo tipo de tareas rurales. Nunca recibió educación formal y cuando empezó a trabajar como corista y bataclana en el Teatro Avenida, en 1917, todavía no sabía leer ni escribir.
Tita Merello fue criada en un orfanato pero no recibió educación formal. Desde pequeña tuvo necesidad de trabajar (en un campo), aunque para la edad de 15 años retornó a Buenos Aires. Allí hizo todo lo posible para mantenerse económicamente.
Su primer trabajo en la ciudad fue como corista en un teatro de bajo nivel de la zona portuaria, el “Teatro Bataclán”. Vale comentar que en el lenguaje lunfardo, la palabra bataclana se refiere a mujeres de mal ambiente, vedettes relegadas casi consideradas de la prostitución. Tita comenzó a cantar tango en el Teatro Bataclán. Allí comenzó esta leyenda, con su inigualable perfil arrabalero. Su estilo se caracterizó desde siempre por su especial interpretación del tango, desde lo físico hasta lo emocional.
Esta artista confesó, sin empacho alguno, que su vocación surgió más fuertemente por la necesidad de dejar la vida de miseria en la que estaba envuelta. Cuando su carrera comenzaba a tomar algo de vuelo, a sus 20 años, aprendió todo lo que necesitaba para triunfar. Desde leer y escribir hasta el arte del baile, dominando su cuerpo, que siempre tuvo una gracia y un talento notable.
Desde el ambiente mediocre y decadente de la zona portuaria, Tita Merello llegó a destacarse, superarse y ser una gran estrella del Teatro Maipo, donde estaban los espectáculos de revista más importante de Argentina.
En la segunda mitad de la década de 1920, Tita Merello grabó sus primeros discos de Tango. Y en la década siguiente demostró toda su calidad y la flexibilidad de sus talentos, convirtiéndose en periodista de la revista Voces y escribiendo letras de Tango. Incluso escribió crónicas y poemas. Muchos años más tarde, en 1972, llegaría un particular libro, una autobiografía tan singular como Tita. El libro se tituló La calle y yo.
En la mitad de su vida, Tita llegó a una encrucijada: la dictadura militar cercenó a la artista. Estuvo en lugares poco atractivos del interior del país cantando “casi a escondidas”. El regreso de la democracia le valió un resurgimiento, como a tantos otros artistas argentinos.
A sus 60 años de edad, la salud de la estrella ya no era la misma. Tita Merello se alejó de la vida pública, aunque solo en forma gráfica… Incursionó en la radiofonía, manteniendo siempre una cálida comunicación con el público que tantas satisfacciones le dio. El programa radial era un recorrido por su vida, a lo que se agregaba siempre entrevistas a otras celebridades queridas por el público argentino.
Estos son algunos de los tangos más destacados y recordados por los seguidores de este estilo musical. En ellos se destacaba la presencia de Tita, por su interpretación tan representativa del ambiente, a pesar de ser singular por su personalidad única. + Arrabalera + El choclo + Niño bien + Pipistrela + Qué vachaché
La participación de Tita Merello en el cine dejó una huella imborrable. Es que la gracia de su personalidad y sus interpretaciones fueron descollantes en aquella época. Su carrera como actriz es riquísima, no solo por el hecho de haber actuado en más de 20 películas, sino porque estuvo con las estrellas de la actuación y los directores de máxima importancia.
Al momento de su muerte, contaba en su haber con treinta y tres películas, veinte obras teatrales, tres ciclos radiales y varias participaciones en espectáculos de revista y televisión.
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