Mauricio Borensztein (Buenos Aires, 27 de abril de 1925 – Buenos Aires, 11 de enero de 1996), más conocido como Tato Bores, fue un actor, humorista y monologuista argentino. Si bien actuó en cine, teatro y televisión, es en este último medio donde con su humor político marcó a generaciones de argentinos. Fue apodado el Actor Cómico de la Nación e hizo reír a varias generaciones de argentinos a lo largo de su carrera de más de 50 años. Fue una de las figuras más respetadas y queridas del país. Participó en 19 películas y una infinidad de ciclos de televisión y obras teatrales. Fue declarado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires en 1992.
A través del humor, dijo lo que nadie podía o quería decir. La sagacidad de sus comentarios, la crítica sutil que evitaba la censura cautivó a los televidentes. Tato Bores renovó absolutamente el lenguaje del humor político. Asistido por los mejores guionistas de cada época, transformó el estilo de los monólogos de Pepe Arias en un torrente frenético y surrealista de escenas imaginarias entre los personajes del momento.
Justamente, esta forma de recitarlos, a una velocidad increíble, hablaba mucho más de la realidad política del momento que el contenido mismo. La función que el periódico tenía en el humor de Pepe Arias, en Tato lo ocupó el teléfono, uno de los elementos emblemáticos de su personaje.
De ascendencia judía y familia de bajos recursos, Mauricio Borensztein (Tato Bores) nació el 27 de abril de 1925. Su padre era un comerciante de pieles con importantes intereses sobre la religión. La familia estaba radicada en una vivienda del centro porteño, cerca de la Avenida Córdoba y Libertad. Tuvo otros dos hermanos, Abraham (el mayor) y Enrique (menor).
Con poco interés por el estudio, fue expulsado de la escuela Julio A. Roca, donde realizó parte de sus estudios primarios. Luego, continuó en la Escuela Técnica № 1 Otto Krause, pero solamente hasta tercer año, por lo que no pudo finalizar la secundaria. A la edad de 15 años comenzó a desempeñarse como plomo (aquella persona que carga partituras e instrumentos) para la orquesta de Luis Rolero y René Cóspito, ya que le agradaba el jazz y el piano. A su vez, estudió clarinete y a los 9 años tuvo pequeños trabajos en el Teatro Nacional Cervantes como acomodador del público.
En la despedida de soltero del músico Santos Lipesker, Borensztein contó unos chistes, y entre los presentes se hallaba Julio Porter, uno de los mejores guionistas de aquella época, y el cómico Pepe Iglesias «El Zorro». El reconocido Iglesias lo convocó en 1945 para que fuera su partenaire en Radio Splendid, y Porter le asignó el seudónimo por el cual fue reconocido mundialmente: Tato Bores. Luego, en 1946, fue contratado para trabajar en La escuelita humorística, con Pepe Arias caracterizado como el maestro Ciruelo y Tato como El niño Igor, un personaje que gracias al éxito obtenido, tuvo una sección propia titulada: Las aventuras de Igor, que fue levantado del aire por la grave popularización de su habla. Bores recordaba: «Porque los chicos comenzaban a hablar como Igor en la escuela». Un año antes, en 1945, había trabajado en Madame 13, pieza teatral con Olga Zubarry.
En 1947 debutó en cine con un breve papel en La caraba, con dirección de Julio Saraceni y la actuación especial de Olinda Bozán. Tras incursionar con pequeños papeles en films de principios de los años 1950 dirigidos por Don Napy, Catrano Catrani, Mario C. Lugones y Román Viñoly Barreto, fue contratado para actuar en una película muy exitosa y reconocida: Mala gente (1952), una comedia dramática con Hilda Bernard. Luego, compuso simpáticos personajes en Vida nocturna (1955) e Historia de una carta (1957), de la compañía cinematográfica Malvinas. Ocasionalmente, cumplió roles dramáticos en Mala gente y Camino al crimen, con Juan Carlos Altavista.
Después de su labor en la radio, continuó con actuaciones en teatros como el Maipo, con Fanny Navarro, El Nacional, cabarés y participaciones en vodevil. Mucho antes de su llegada a la televisión, Tato había comenzado a diseñar sus personajes con disfraz y hablando de forma rápida y verborrágica. El 12 de mayo de 1954 contrajo matrimonio con Berta Szpindler, a quien había conocido cuando era empleada en un negocio de discos que él y su hermano menor mantenían. Sin embargo, el padre de Berta advirtió que Tato debería dejar su trabajo y buscar otro; al aceptar, Szpindler abandonó a su familia. Realizaron la luna de miel en La Falda, Córdoba, por tan solo cinco días, como aclaraba la licencia del Teatro Maipo. Con grandes dificultades económicas, una amiga de la pareja les prestó un departamento en Juncal y Rodríguez Peña por cinco meses para restablecer su situación financiera. En 1956, incentivado por Pepe Arias, hizo monólogos tras la caída del peronismo en los teatros El Nacional y Comedia.
Con la presidencia de Carlos Menem, ocurrió la consagración absoluta de Tato Bores. El 17 de mayo de 1992, una infidencia le permitió a la Jueza Federal María Romilda Servini de Cubría enterarse de que en uno de los monólogos de Tato en Tato de América, mencionaba una multa que la Corte Suprema de Justicia le estaba haciendo pagar. Servini de Cubría había sido multada con un valor considerado «simbólico» por la opinión pública ya que el mismo era de 60 pesos (una suma módica). La jueza presentó un recurso para que no fuera transmitido ese fragmento y fue censurado por la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal. Respectivamente, la funcionaria habría presentado una demanda contra la transmisión en la que Helmut Strasse, otro personaje de Bores, se preguntaba en el año 2492 sobre los rastros de Argentina, un país desaparecido 500 años antes. Mientras se mostraba un escudo con la imagen de Servini de Cubría, un locutor preguntaba: «¿Mito, leyenda o realidad?. Acá hay una constancia de una multa que esta señora tuvo que pagar, un recibo por 60 pesos; considerando lo grave de sus faltas, se puede suponer que ese era un valor bastante importante para aquella época…». En septiembre de ese año, un fallo de la Corte revocó la prohibición y autorizó la emisión de los fragmentos objetados.
Debido a la delicada situación que se estaba viviendo a causa de esta censura, el hecho finalmente fue inmortalizado gracias a un grupo de artistas, quienes en solidaridad con el humorista se reunieron en el estudio principal del programa, para entonar a coro un tema con tinte sarcástico. De esta manera, músicos, periodistas, actores y profesionales de la radio y la TV como Enrique Pinti, Chico Novarro, Luis Brandoni, Marta Bianchi, Luis Alberto Spinetta, Bernardo Neustadt, Mariano Grondona, Luisina Brando, Patricia Sosa, Cipe Lincovsky, Chunchuna Villafañe, Julián Weich, Jorge Guinzburg, Fabián Vena, Sebastián Borensztein, Reina Reech, Juana Molina, Miguel Ángel Solá, Roberto Carnaghi, Hugo Arana, Darío Grandinetti, Juan Leyrado, Pappo, Soledad Silveyra, China Zorrilla, Gabriela Toscano, Magdalena Ruiz Guiñazú, Mónica Gutiérrez, Fernando Bravo, Juan Alberto Badía, Mario Pergolini, Nicolás Repetto, María Laura Santillán, Pichuqui Mendizábal, César Mascetti, Mónica Cahen D’Anvers, Víctor Hugo Morales, Alejandro Dolina, Ricardo Darín, Gustavo Cerati, Zeta Bosio, María Eugenia Molinari, Pablo Marcovsky y María Belén Aramburu, entre otros, se reunieron en el estudio donde se grababan los capítulos de Tato de América, donde (bajo la atenta mirada de Tato) interpretaron a capella una improvisada rima que decía: «La jueza Barú Budú Budía, la jueza Barú Budú Budía, la jueza Barú Budú Budía es lo más grande que hay», en apoyo al humorista y en repudio a la censura, en lo que se convirtió un episodio memorable para la televisión argentina.
En noviembre de 1992, el Concejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires lo declaró «Ciudadano Ilustre». En 1993, con 66 años, el actor realizó su último ciclo televisivo: Good Show, por Telefe, que comenzaba con una réplica de la tapa del disco La Banda del sargento Pepper, de The Beatles, realizada con figuras locales. Por problemas ocurridos, finalizó su temporada (generalmente de mayo a noviembre) antes de lo que explicaba el contrato, en 1994. Hacia ese año, durante una operación de una hernia de disco en la clínica Mater Dei, se le informó que no podría volver a trabajar.
Solía pasar sus vacaciones en Punta del Este (Uruguay). Un cáncer óseo lo mantuvo alejado de la actividad artística por más de un año. La enfermedad le provocaba intensos dolores físicos y por problemas de movilidad, debió usar un bastón, mientras que se hacía controles en el sanatorio Cantegril, de la ciudad uruguaya. Se radicó en Buenos Aires y falleció el 11 de enero de 1996 en su departamento de Palermo acompañado por su familia. Sus restos fueron velados íntimamente en su domicilio e inhumados en el Jardín de Paz, ubicado en el km. 32 de la ruta Panamericana. Entre los presentes se hallaban, además de sus familiares, los artistas Roberto Carnaghi, Cipe Lincovsky, Eladia Blázquez, Leonor Benedetto, Magdalena Ruiz Guiñazú, Lana Montalbán, Liliana Caldini, Adolfo Castelo, Pedro Saborido, Omar Quiroga, Constancio Vigil (hijo), la modelo Paula Siero, el presidente de la Asociación Argentina de Actores: Juan Borrás, entre otros.
En 1999, tres años después de su fallecimiento, sus dos hijos Alejandro y Sebastián junto al productor Emilio Cartoy Díaz editan una recopilación de sus últimos trabajos y es emitida por Canal 13 en honor a él titulada La Argentina de Tato, alcanzando los 14 puntos de índice de audiencia, o sea, visto por alrededor de un millón y medio de televidentes, solo en el gran Buenos Aires. Su hija es la actriz Marina Borensztein.
En 2002 se realizó en el Centro Cultural Recoleta una exposición en homenaje a él. En 2006, la Legislatura porteña sancionó la ley por la que se denominó Tato Bores a la plaza situada en Avenida Figueroa Alcorta y Avenida de los Ombúes, en el Parque 3 de Febrero, en Palermo. En 2008 el escritor y periodista Carlos Ulanovsky publicó un libro biográfico sobre Tato, con ayuda y datos aportados por sus familiares. En 2013 el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires lo homenajea incluyendo una estatua en su honor en la Avenida Corrientes al 1300 a las puertas del Teatro Metropolitan, donde se le ve representado en su clásico personaje, sentado en su escritorio al teléfono y fumando un habano.
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