Juan Bautista Alberdi fue político, jurisconsulto y escritor argentino (Tucumán, 1810 – Francia, 1884). Residió desde muy joven en Buenos Aires, ciudad en la que desarrolló una importante actividad política, cultural y social. Participó en la fundación del Salón literario y la Asociación de Mayo junto a Esteban Echeverría. Fundó el periódico La Moda y compuso algunas piezas musicales.
Su historia comienza cuando se trasladó desde muy joven a Buenos Aires, donde estudió en el Colegio de Ciencias Morales, gracias a una beca de estudio otorgada por la provincia de Buenos Aires. Abandonó prematuramente sus estudios en 1824 debido a que no se adaptó a las exigencias de la enseñanza. En esos años se desarrolló su gusto por la música.
Se empleó como ayudante de comercio en la casa de Juan B. Maldes, que había sido colaborador de su padre, y cuyo negocio se encontraba enfrente de su colegio. Dado que veía diariamente a sus compañeros, pronto se arrepintió y retomó sus estudios, cursando en el departamento de jurisprudencia en la Universidad de Buenos Aires. Siguió sus estudios en la Universidad de Córdoba, aunque no los completó en esa época: los continuó en Montevideo en 1840 y obtuvo su título de doctor en jurisprudencia durante su estadía en Chile.
En esos años en Buenos Aires se dedicó a la música y compuso obras clásicas de piano, guitarra y flauta para sus amigos. En 1832 escribió su primer libro, El espíritu de la música.
En 1834 viajó a su provincia natal, deteniéndose para rendir exámenes en Córdoba, obteniendo el título de bachiller en leyes. Este no lo habilitaba para ejercer la profesión porque para ello debía cursar dos años en la Academia de Práctica Forense y rendir un examen ante la Cámara de apelaciones.
En Tucumán colaboró con el gobernador Alejandro Heredia, a quien dedicó un folleto titulado Memoria descriptiva de Tucumán. El caudillo tucumano le ofreció habilitarlo por decreto para el ejercicio profesional e incorporarlo a la legislatura para que se quedara radicado en su provincia, pero Alberdi se negó, aduciendo que aún no era abogado y que quería doctorarse en Buenos Aires.
A fines de 1835 Alberdi regresó a Buenos Aires, donde se unió al llamado Salón Literario, fundado por Marcos Sastre y frecuentado por Juan María Gutiérrez, José Mármol, Miguel Cané (padre) entre otros jóvenes, con los que se vinculó a la Generación del 37. Estos intelectuales adhirieron a las ideas de la democracia liberal y se asumieron como continuadores de la obra de la Revolución de Mayo, propiciando una organización mixta del país como respuesta al enfrentamiento entre federales y unitarios.
En 1837, siendo aún estudiante, publicó lo que pensaba que sería su tesis doctoral: el Fragmento Preliminar al Estudio del Derecho, en que hizo un diagnóstico de la situación nacional y sus posibles soluciones. Esta obra estuvo influenciada por la corriente historicista que fundó Friedrich Carl von Savigny en Alemania y fue la que dio origen al historicismo jurídico argentino, doctrina que consideraba al sistema jurídico como un elemento dinámico y continuamente progresivo de la vida social.
Ese mismo año editó un periódico, La moda, del cual se publicaron en total veintitrés números. Estaba dedicado a divulgar la evolución de la moda en Europa: vestimenta femenina y masculina, música, poesía, literatura y costumbres. Alberdi escribía bajo el apodo de «Figarillo».
Alberdi llevó a su exilio en Montevideo sus ideas de organización nacional y constitucionalismo llevando en su equipaje los estatutos de la nueva asociación, que se editaron luego con el nombre de «Dogma Socialista».
En Montevideo trabajó como abogado y periodista apoyando la intervención francesa contra el gobierno de Rosas y escribiendo artículos en varios periódicos, respaldando las acciones militares de ese país contra el suyo. También fue secretario del general Juan Lavalle, de quien se alejó debido a diferencias políticas. En este período escribió sus dos obras de teatro: La Revolución de Mayo y El gigante Amapolas, sátira sobre el régimen rosista y caudillista.
En Montevideo contribuyó con el periódico El Iniciador, donde escribían otros exiliados argentinos, y El Corsario, entre otros, utilizando a veces su nombre real y otras los seudónimos Figarillo y Un vecino de esa ciudad.
En 1843, durante el Sitio Grande de Montevideo por el ejército comandado por Manuel Oribe pero subvencionado por Rosas, logró escapar disfrazado de marinero francés y se trasladó a Europa acompañado por su amigo Juan María Gutiérrez.
Residió en París varios meses donde estudió El espíritu de las leyes de Montesquieu, obra que sirvió de modelo para la Constitución de Estados Unidos y para otras constituciones de las jóvenes naciones americanas. En París conoció al general José de San Martín.
Regresó ese mismo año a América instalándose en Valparaíso, Chile, donde revalidó su título y ejerció como abogado ganando enorme prestigio. Allí presentó su tesis doctoral, que llevó por título ‘Sobre la conveniencia y objetos de un Congreso General Americano’, donde Alberdi expuso la idea de una unión americana por medio de herramientas tales como una unión aduanera. Adquirió la finca Las Delicias y se puso en contacto con Domingo Faustino Sarmiento, cabeza de la emigración argentina en Chile. Al igual que lo hizo en Montevideo, escribió numerosos artículos costumbristas en los periódicos chilenos utilizando el seudónimo de Figarillo.
En Chile se dedicó a estudiar la Constitución de los Estados Unidos, con la idea de copiar lo que se pudiera para la de Argentina, cuando llegara el caso de sancionarla. Quería estar preparado para cuando se volviera a discutir la constitución argentina a la cual se oponía el régimen rosista. Pero utilizó una mala traducción, de modo que interpretó erróneamente varios pasajes.
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