Los ocloyas son un pueblo indígena que como en el caso de los omaguacas tienen un antiquísimo influjo atacameño y quizás huárpido. Sus descendientes habitan los valles que hoy llevan su nombre en la provincia de Jujuy en Argentina.
Los ocloyas, paypayas y osas se encontraban en el este y noreste del valle de Jujuy, en lo que actualmente se conoce como Tiraxi, Tilquiza, Jaire, Chijra y Zapla (Palpalá), hasta las cercanías de Perico.
Pertenecían a esta parcialidad, entre otras subparcialidades, las de los quispiras o kispiras, los tactacas, los tilcalaisos, los estoybalos, los panayas, los opras, los titicondes o titicontes, y más cerca del Gran Chaco, los apanatas, los amanatas, los osas, vejoces, los gaipetes y los paypayas. En el departamento de Tarija en Bolivia estaban relacionados con los tomatas y churumatas.
La primera crónica histórica que menciona a los ocloyas es la relación del capitán Pedro Sotelo Narvaes enviada al presidente de la Real Audiencia de Charcas en 1583:[1]
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Teniendo en cuenta algunas crónicas y documentos de finales del siglo XVI, como el de Juan Ochoa de Zárate en 1596, algunos investigadores como Eric Boman (1908), Salvador Canals Frau (1953) y Miguel Angel Vergara (1966) propusieron que los ocloyas eran un grupo ligado y sometido a los omaguacas, o desprendido de ellos (Gabriel Tommasini en 1933). Sin embargo, otros documentos como el del escribano Pedro Sotelo Narváez mencionan que eran "gente del Perú", por lo que algunos investigadores los creen mitimaes (Ana María Lorandi en 1980), que fueron sometidos por los omaguacas en épocas coloniales.