Su nombre proviene de su propio dialecto, y deriva a su vez de la divinidad principal en la que creían, Hunuc Huar, por ende, el sufijo «pe» para ellos tiene un significado de «Hijos de Huar».
En lo que respecta al idioma de los Huarpes, poseen dos idiomas: el milcayac, la lengua que corría desde la ciudad de Mendoza hacia el sur, diferenciándose poco de la lengua tehuelche y la mayoría de los indígenas que vivían allí; y el allentiac, se hablaba desde la ciudad de San Juan de la Frontera hacia el norte y la entendía la mayoría de los indios que había desde allí. Ambos son dos dialectos del mismo idioma.
Ambos usaron los mismos grafemas, sin proporcionar el tipo de pronunciación, aunque ambas hablas, se dice que son parecidas al idioma español, entre ellas, como la c, ch, g, gu agregándole la v, h, hu agregándole v, l, ll, m, n, ñ, p, q, qu, r, s, t, v, x, y agregándole v, z, zh.
La base de la economía de los Huarpes era principalmente, las actividades de caza y recolección, de las cuales sus presas mayores eran los guanacos, ñandús y los huevos de estas aves corredoras; y otros animales que habitaban en Cuyo; y para conservar las carnes en forma de charqui, para evitar la sequedad de la región.
Por otra parte en relación a los alimentos vegetales, se alimentaban de choclo (de maíz) y papa; y frutos de «algarroba», que los conservaban en vasijas de cerámicas y de las bayas del mismo árbol.
Como otras religiones, los jefes eran polígamos y el rol de jefe era hereditaria, llevaban a cabo las prácticas de levirato, que al morir el marido, la viuda e hijos, pasan a depender del hermano; y el sororato, que consistía, que cuando el varón se casaba, adquiría a su vez el derecho de casarse con las demás hermanas menores de la novia.
Los huarpes allentiac no seguían dichas costumbres, sino que eran monogámicos, salvo el cacique, que se le permitía la poliginia.
Los Huarpes a su vez se dividían en 4 subgrupos, diferenciándose según la zona geográfica en que se asentaban y su lenguajes, estos grupos son: huarpes allentiac, ubicados en San Juan, huarpes milcayac, al norte de la provincia de Mendoza, huarpes chiquillanes o algarrobero, ubicados al sur de la provincia de Mendoza y huarpes guanacaches o huanacaches, al noreste de Mendoza, norte de San Luis y en el sureste de San Juan.
Son un pueblo indígena de Cuyo, compuesto por las provincias de Mendoza, San Juan y San Luis, y en algunos casos en la zona norte de Neuquén, en Argentina, ubicados en torno a las lagunas de Guanacache; y los ríos Jáchal en dirección al norte, hasta el Diamante en dirección al sur, y entre la cordillera de los Andes y el valle de Conlara.
Su dispersión se dio como consecuencia de la baja inmunidad que tenían para enfrentarse a las pestes y/o enfermedades que abundaban en Europa y los malos tratos recibidos por los nativos del continente, teniéndolos como esclavos. Su región se vio alterada, provocando que muchas zonas quedaran despobladas, y los que se escapaban para no ser enviados a trabajas a otros lados, lo hacían en dirección a zonas con muy difícil acceso, terminando gran porcentaje de los Huarpes en Santiago de Chile.
Los que habitaban en la cuenca de las lagunas de Guanacache utilizaban las balsas de «totora», que median aproximadamente unos cuatro a cinco metros de eslora para aprovechar la abundante pesca de bagres y truchas, y al mismo tiempo cazaban aves salvajes de las lagunas, entre ellos, los patos.
La divinidad en la que los Huarpes creían, era llamada Hunuc Huar, a su vez adoraban al sol, la luna, los ríos, el rayo y al planeta Venus, se le otorgaba ofrendas como el maíz, chicha y plumas de avestruz, como signo de respecto.
Cuando uno de ellos moría, se lo enterraba en posición horizontal, con la cabeza dirigida hacia la Cordillera, para que el espíritu pudiera elevarse hacia el Hunuc Huar, depositando junto al cadáver mantas, arcos, flechas, maíz y chicha, que servirían al alma en su viaje al más allá. Otra acción que llevaban a cabo era el embalsamiento de los cadáveres. En el entierro del muerto danzaban, cantaban y tomaban bebidas alcohólicas, y por tradición, el luto consistía en que los parientes se pintaban las caras de un modo distinto al habitual y permanecían sin lavarse durante un tiempo.
Las viviendas eran construidas con piedras o barro y paja, dependiendo de los recursos que tenían a mano en la zona que habitaban, eran una tribu sedentaria y dedicados especialmente a la cestería. Los Huarpes se caracterizaban por sus cestas tejidas de un modo que las hacía impermeables y servían para transportar abundante agua, además confeccionaban embarcaciones con las que navegaban por las lagunas de Guanacache; y se le agregaba a esta peculiar cestería, una buena alfarería.
Y con respecto a su arte, Los Huarpes, emplearon figuras antropomorfas para alfarería o tallados de piedra; realizaron pictografías, pero sobresalieron en la cestería, a su vez eran tejedores de fibras vegetales, confeccionaban cestos o canastas de diferentes formas y tamaños, especialmente para uso doméstico, adornados con lanas de diversos colores.