Los mapuches que se autodenominan “hombres de la tierra”, nacen de una lucha desatada entre el océano y la cordillera, los dos elementos centrales que modelan su territorio y su cultura. La memoria del pueblo recuerda su pasado como un enfrentamiento entre la culebra “Cai-Cai”, que vivía en lo más profundo del mar, y la culebra “Ten-Ten”, que habitaba en la cumbre de los cerros.
La leyenda cuenta que esta última le aconsejó a los mapuches que subieran a las montañas cuando el agua comenzára a subir, muchos lo lograron, pero otros murieron transformandose en peces. Hicieron sacrificios y el agua se calmó, bajaron de las montañas y poblaron la tierra…así nacieron los mapuches. Sobre el origen anterior del pueblo mapuche, todavia hoy hay grandes incognitas, y tampoco hay recuerdos anteriores al diluvio.
El pueblo mapuche, es originario de América del Sur. Se encuentra asentado desde sus orígenes, en la zona que hoy ocupa la zona central de Chile y las provincias argentinas de Neuquén, Río Negro y parte de Buenos Aires.
Se puede decir que el arte mapuche es una síntesis de dos tradiciones importantes: la prehispánica y la hispana. Sus ideas y cosmología están encarnadas, y como tradición, el arte se transmite de generación en generación. Su famoso producto de plata (rutran) se desarrolló con la llegada de los españoles, incluida la fundición artesanal, pero conserva el laminado utilizado para hacer antiguos adornos de cobre.
Las joyas de plata se convirtieron en parte de la vestimenta típica de las mujeres mapuche y se convirtieron en un elemento importante de la dote: diadema de cadena (trarilonko), aro (chaway, upul), pec (trapelakucha, sikil, runi, llol-llol), pin (akucha ), un alfiler (tupu, ponzón) para fijar la capa de lana y una banda para el pelo de cuero o tela con remaches plateados. Las herramientas para caballos también están hechas de este metal, donde se destaca la belleza de los accesorios, las espuelas y el revuelo para caballos. La tela también es un componente básico de la identidad mapuche. Los colores y diseños se combinan de acuerdo con los usos y significados tradicionales de la ciudad para crear mantas (makuñ) y fajas (trarihue), alfombras (pontro), mantas y bolsas de lana.
Por otro lado, los productos cerámicos destacan por sus vasijas decorativas (metawe), que tienen una forma asimétrica, similar a los animales como patos, gallinas y sapos. También es importante tallar madera nativa con una larga historia y belleza, como el roble, el laurel, raulí, el alerce y el coigüe. Producen todo, desde utensilios domésticos (balsas, platos, cucharas) hasta artículos ceremoniales como Colonia (máscara), (etiqueta de chamán) y Chemamull (troncos de árboles tallados, liderados por la gran función funeraria). La cestería es poco conocida, y la canasta robusta y gruesa hecha de ella se puede usar para sostener, transferir y lavar alimentos y aventar cereales de grano. En el arte mapuche, la música y la danza también deben incluirse.A través de instrumentos musicales como el kultrún y el truruka, se organizan ceremonias para expresar la visión del mundo y celebrar el ciclo de vida de la nación.
El pueblo mapuche tiene una amplia gama de obras literarias orales, lo que se ve alentado por la apreciación estética del lenguaje y la apreciación tradicional de la capacidad de expresión como la habilidad social más alta. Las principales formas de narrativa son «epew» y «nutram».
En la segunda mitad del siglo XX, muchos poetas mapuche decidieron cruzar la línea entre lo oral y lo escrito. Muchos de ellos publican poesía en español bilingüe y Mapudungun, pero el uso de temas vernáculos y literarios con características nacionales, como referencias al entorno natural, el simbolismo y la cosmovisión mapuche, son las características principales de la colección de poesía.
Tradicionalmente la música popular o civil se pierde con las modas o el tiempo sin dejar rastros, pero no pasa así con la música religiosa que es repetida ceremonialmente, como las cantadas en guillatún (por ejemplos las tayüḻfe, quienes acompañan al choyke con cantos en su danza), lo que es tomado como ejemplo de música tradicional mapuche, pero también existen composiciones amorosas, de borracheras, canciones acerca de los sucesos de la tierra natal y de personas importantes.
Puede estar cantada como monólogo o estar acompañada de algún instrumento musical ceremonial, haciendo de la música en si un cuerpo fusionado, disponiendo de instrumentos de percusión como el cultrún, pero de uso exclusivamente ritual, y las cascahuillas, que son cascabeles atados a los nudillos, e instrumentos de vientos son la trutruca, una caña hueca de coligüe con un cuerno en su extremo, la pifilca un aerófono de la familia de las flautas, sin aeroducto, semejante a un silbato. Pero un instrumento original es el trompe, que usa la garganta y boca como caja de resonancia.